Segunda parte de un viaje "turístico" por Monasterio, La Revilla, La Barbolla y Fuentelaldea
El turista se encuentra de sopetón con un pueblo en ruinas, del que la descomunal iglesia y torre son solo el ejemplo mas descarnado. Solo un par de casas parecen sobrevivir. Supone el turista que en el periodo veraniego habrá alguna actividad, que no sea la de los agricultores que han plantado junto a las desvencijadas viviendas unas no menos descomunales naves pintadas de blanco que hacen más triste y lúgubre el abandono y la desidia.
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