jueves, 20 de octubre de 2011

Nodalo

Esta aldea de la Tierra de Calatañazor se encuentra en en un valle rodeado de arboledas, a  1090 metros sobre el nivel del mar, al pie de la Sierra de Cabrejas, entre esta y la de Inodejo. Por allí discurre el rio Sequillo, y en el término hay montes de enebro y carrasca. Debido a sus pocos habitantes no dispone de autonomía municipal, y pintorescamente se encuentra a nada menos que 26,3 kilometros de la capital del municipio que es Golmayo.

A ambos lados del rio, se han encontrado ceramica y mosaicos romanos de la epoca imperial. Estamos cerca de la via que llegaba desde Uxama a Numancia.

En el paraje de El Castillejo, se aprecian restos de una torre de planta rectangular.
Foto del blog de Nódalo
La iglesia, dedicada al arcángel Miguel era románica pero debido al terreno quebradizo donde la pusieron, la cabecera se desmoronó a mediados del siglo pasado. Muchos de sus sillares se usaron en el cementerio y algunos de sus canes de cabezas humanas y animales, se colocaron en el muro sur que originalmente no los tenía. La portada es la original. Se dispone a ras del muro y consta de cuatro arquivoltas de medio punto, la primera, la tercera y la cuarta apoyan en pilastras escalonadas y la segunda en columnillas acodilladas que se elevan en un pequeño podio, sus capiteles son de grifos alados, muy rudos. Los cimacios e impostas son de sección cuadrangular con la parte inferior decorada con motivos vegetales. En el interior destaca una pila bautismal, con copa dispuesta sobre doble escalón circular, de forma hemiesférica, y decorada con bocel en la embocadura, seguido por cenefa con tallos ondulantes y en la parte inferior una serie de gallones cóncavos. También encontramos una pila aguabenditera del siglo XII, cuyo vaso tiene forma de capitel con decoración vegetal. El vierteaguas dispone de una ornamentación a base de de hojas pareadas muy salientes.  Tiene una espadaña de dos huecos a los pies.

En el término quedan huellas y recuerdo de dos antiguos despoblados. Uno de ellos junto a las ruinas de la ermita de San Lorenzo, llamado Casarejos. El otro de nombre Tarancueña conserva algunas ruinas y ese sonoro nombre del paraje donde se encontraba, que es el mismo que el de  otro pueblo de la Tierra de Caracena.